sábado, 3 de diciembre de 2016

María Pilar de las Heras en Heraldo de Aragón.

VIDA ALAGONESA se hace eco de un artículo publicado el pasado domingo 27 de noviembre en Heraldo de Aragón que, firmado por D. Mariano García, dice así: "Por su trayectoria, carisma e influencia, María Pilar de las Heras es una leyenda viva de la jota aragonesa y, ahora, quizá la principal referencia en cuanto al canto femenino. Nacida en Zaragoza en 1926, "ha sido muy técnica -señala Begoña García, que fue discípula suya- No digo que haya sido la mejor de la historia, pero sí la más completa: por su hermosa voz, por la perfecta dicción, por su afinación, la musicalidad, la forma única de interpretar...". De las Heras es, como lo ha sido hasta ahora el Pastor [de Andorra], una figura indiscutible, admirada unánimemente por todo el mundo. Siempre ha defendido que "la primera y principal cualidad de un buen cantador no es la voz, sino el oído. Uno puede tener una voz muy bonita y potente pero, si tiene mal oído, este siempre acabará traicionándole. Luego hay que trabajar mucho y buscar un estilo propio". Recibió un cálido homenaje en 2011 [en el Teatro Principal] pero algunos especialistas como José Luis Melero, reclaman que se le tribute otro pronto".

Tras la muerte de José Iranzo, la jota está huérfana y busca nuevos referentes clásicos que la guíen. María Pilar de las Heras, como nueva matriarca de la jota, bien podría ser ese referente. Aunque nacida en Zaragoza, ha estado muy vinculada a Alagón. Por ello, en coherencia con nuestro conocido empeño por reivindicar a los ilustres cuyo nombre está ligado a esta comarca, no podíamos dejar pasar la oportunidad de dedicarle unas breves líneas.


María Pilar de las Heras Dopereiro se inició en la jota de la mano de Pascuala Perié, a la sazón profesora de la recién creada Escuela de Jota, con la que la joven cantadora cursa sus estudios de folclore, solfeo, guitarra y canto. En 1940 y 1941 se lleva el segundo premio en el Certamen Oficial y en 1942 el primero. En 1943, 1945 y 1946 consigue sendos campeonatos de Aragón. Después María Pilar actuó en los grupos de Pepe Esteso, Florencio Santamaría, Pascuala Perié y otros, pero también dirigió una agrupación artística con su propio nombre. 

Tras la disolución de la Agrupación Artística de Folclore Aragonés, De las Heras se integra en el grupo Raza Aragonesa, que dirigía D.ª Isabel Zapata. Allí conocerá al cantador D. Ignacio González, una de las mejores voces masculinas que ha tenido la jota en Alagón.  Este había recibido clases de canto en Zaragoza por parte de D.ª Jacinta Bartolomé y era un miembro destacado del joven grupo folclórico de nuestro pueblo, donde fue compañero de Celia Sanz La Polaca. Gracias a su portentosa voz es requerido por Raza Aragonesa para realizar una serie de actuaciones en Barcelona, el norte de España y París. María Pilar e Ignacio contraen matrimonio en 1955 y tras estas exitosas actuaciones la pareja se traslada a vivir a Alagón. El matrimonio impulsa a María Pilar a dejar su carrera artística cuando se encontraba en su mejor momento. Poco antes, en 1956, había grabado un dúo con su marido y a partir de entonces tan solo participará junto a él en alguna actuación privada  para los Duques de Villahermosa. La pareja vivirá en Alagón durante catorce años, en los que De las Heras permanecerá alejada de la jota y completamente volcada en su familia. Sobre la retirada de esta gran cantadora D. Demetrio Galán Bergua dijo estas palabras, que hoy podríamos tildar de machistas, pero que debemos poner en su contexto, pues se escribieron en pleno franquismo: "Yo creo que María Pilar de las Heras no volverá nunca a cantar la jota, como profesional, porque ella se debe ya exclusivamente a su casa, a los suyos y a la sublime misión de la maternidad". Tuvieron dos hijos, José Ignacio y María Pilar González, pero ellos no siguieron la estela artística de sus padres. 


Cuando la familia abandona Alagón para volver a Zaragoza, María Pilar retoma su relación con la jota, pero esta vez desde el mundo de la enseñanza. Primero en su domicilio particular y a partir de 1980 y hasta su jubilación en 1996 como profesora en la Escuela Oficial de Jota. Tuvo muchas discípulas, algunas de las cuales han llegado a ser campeonas. Cuentan que Ignacio González supo aceptar que su mujer le hiciera sombra y admitía con humor que había pasado de ser conocido como el jotero de Alagón a ser el marido de María Pilar de las Heras. Tras varias décadas alejada del canto, esta volvió a subirse a los escenarios en 2003 en el homenaje a Jesús Gracia y, por supuesto en 2011, en el festival que le dedicó el mundo de la jota y que desgraciadamente su marido no llegó a ver. En ambas ocasiones cantó  un famoso poema de Rubén Darío adaptado al estilo de "la fiera": "Juventud, rico tesoro, te vas para no volver. A veces quiero y no lloro y otras lloro sin querer". D. José Luis Melero tiene razón. Hay que rendirle el último homenaje a esta gran cantadora (que, por cierto, tiene calle en el zaragozano Barrio de la Jota). Desde VIDA ALAGONESA suscribimos sus palabras y nos sumamos a una petición que consideramos razonable.

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