sábado, 22 de octubre de 2016

Una vida dedicada a la Jota.

Hay quien dice que Alagón solo aparece en los medios de comunicación cuando aquí se produce un hecho considerado socialmente como negativo o reprobable, nunca para hablar de nuestras virtudes y grandezas. Quizá por ello, como una forma de contrarrestar esa imagen, el equipo de VIDA ALAGONESA se propuso en su fundación el deber de dedicar una parte substancial de sus contenidos a aquellas iniciativas que pudieran mejorar nuestro pueblo y no a aquellas que solo representan ausencia de valores, incivismo y desunión. Esta semana nos llena de orgullo poder dar cuenta de una de esas escasas buenas noticias que a todos nos gustaría leer en la prensa. Y es que mañana en Alagón va a tener lugar uno de esos actos de justicia que todos los grandes hombres y mujeres debieran tener en vida pero que, en ocasiones, jamás llegan a buen puerto por la ingratitud de unos y la indolencia de otros. Por fortuna, este no va a ser el caso de Dña. Celia Sanz y D. Germán Santabárbara, dos insignes alagoneros que supieron lograr para sí, a base de humildad, trabajo y honradez, el respeto y la consideración unánime de los vecinos de esta villa. Algo así no es fácil y por eso pocas personas lo consiguen. Pero para demostrar al mundo que el afecto sigue muy vivo entre todos aquellos que han tenido el privilegio de conocer a este matrimonio excepcional, sus familiares y  amigos les tributarán a las cinco de la tarde un grandioso homenaje. Se espera gran afluencia de público. Nadie quiere perderse esta gran fiesta de la jota, una de esas ocasiones irrepetibles que se producen una vez en la vida. Todo sea por Germán y Celia. Se lo merecen. Ellos pertenecen a ese exclusivo grupo de matrimonios que han envejecido de la mano de la jota y queriéndose como el primer día (a este grupo pertenece El Pastor de Andorra y su mujer Pascuala). Su ejemplo debería inspirar a muchos. Buena oportunidad es también para quitarnos, de paso, el sambenito de pueblo desagradecido e ingrato hacia nuestros ilustres que llevamos arrastrando desde hace siglos. Mañana estará presente el ayer y el hoy de la jota, pero al Ayuntamiento se le echará en falta. Hace tiempo que nuestra Corporación debería haber movido ficha, reconociendo de forma oficial la excepcional trayectoria de estos vecinos. No se ha hecho porque no ha habido voluntad. Es un hecho constatable que en nuestro pueblo no existe una cultura administrativa premial, algo que sí ocurre en otros países europeos, más acostumbrados que nosotros a enorgullecerse de su pasado y presumir de sus héroes. En el momento de escribir estas líneas, nos consta la existencia de una iniciativa ciudadana que pretende dedicar a Celia y Germán una calle que perpetúe su memoria. No sabemos si sigue adelante ni si hallará respuesta por parte de las primeras autoridades locales. En cualquier caso, la recibimos con interés y estaremos atentos a los avances que se produzcan en este sentido. Otorgarles el título de hijos predilectos de Alagón sería también una posibilidad, aunque la concesión podría verse entorpecida por el mero hecho de que en Alagón no existe ningún reglamento que regule este tipo de honores y distinciones.
Alagón es un pueblo jotero como el que más pero en este ámbito, como en tantas otras cosas, no hemos sabido promocionarnos. Otros sitios con menos tradición folklórica que Alagón han logrado, a base de repetirlo hasta la saciedad, que los demás les reconozcan un pedigrí que ni por historia ni tradición deberían ostentar. Suerte que al menos Celia y Germán llevaron orgullosos su condición de alagoneros y lograron que la estrella de la jota no se apagase en nuestro pueblo.  Sería prolijo intentar glosar aquí la historia de la jota en Alagón, por lo que nos abstendremos de hacerlo. Sin embargo, consideramos imprescindible dejar escritos algunos apuntes que pongan en contexto a las personas que mañana se va a homenajear. Germán y Celia se merecen todo el protagonismo en el día de hoy, pero más adelante creemos necesario escribir otro artículo en el que expongamos de forma detallada los motivos históricos y sociales por los que Alagón es baluarte inexpugnable de la jota. Y no son pocos.
La jota es un fenómeno eminentemente popular y, como cualquier manifestación surgida en el seno del pueblo, sus orígenes están rodeados de una nebulosa. Por mucho que se ha escrito y por más que los estudiosos han especulado, a día de hoy no podemos afirmar con exactitud desde cuándo se canta o se baila en nuestra tierra. En cualquier caso, la jota se desarrolla y alcanza su plenitud actual a lo largo del siglo XIX. No resulta difícil imaginarse las primeras rondas joteras que seguramente recorrieron nuestras calles, cantando a la belleza y la juventud de las mozas que acudirían a Zaragoza a vender sus productos pregonando aquello de Al buen pan de Alagón, que daría lugar a una de las coplas más célebres de nuestro folklore. El primer cantador alagonés importante del que tenemos constancia fue D. Jacinto Luna, al cual encontramos en 1928 cantando en Barcelona bajo la dirección del reputado jotero D. Miguel Asso. Parece ser que Luna también era bailador y su pareja en aquel concurso fue Regina García. Como curiosidad, debemos decir que esa noche actuó también la gran Jacinta Bartolomé. Por aquella época la jota empezaba a renacer en nuestro pueblo gracias a la titánica labor de Pedro Gracia "el Ciego", alma de "Los Joteros de Alagón", marca que acuñaría el sagaz periodista de Heraldo de Aragón D. Fernando Soteras Mefisto. En los difíciles primeros años de la década de los treinta, cuando todo el mundo daba por muerta a la jota y las rondas habían dejado de oírse ya en Albalate del Arzobispo, Uncastillo, Cariñena o Gallur; Mefisto se dio cuenta de que en Alagón todavía se mantenían las viejas esencias joteras y decidió contarlo a sus lectores a través de las páginas de su periódico. Por aquella época destacaron otros cantadores como Francisco "El de los Heraldos", su hija Conchita Royo, campeona del concurso de aficionados de 1934 y que después de la Guerra Civil se fue a Barcelona y allí cantó durante muchos años en el Centro Aragonés; Benita Capapé, una de las mejores voces que se recuerdan y Sara Ibáñez, que dejó de cantar tras su matrimonio y se dedicó a la docencia. Este esplendor tuvo un abrupto desenlace con la Guerra Civil y en la posguerra Alagón se convirtió en un páramo cultural. Se perdió la jota, las bandas de música y el dance. El dance sería precisamente el motor que impulsó la recuperación de la jota después del conflicto bélico. En 1948-1949 Visitación Arilla, por medio de la Sección Femenina, llamó a unas cuantas chicas y con ellas fue posible formar dos grupos de paloteo-dance, que tuvieron como profesores a  Ramón "El Cuchares" y Pedro Morales. La rondalla, que se estructuró a tal fin, estaba a cargo de Antonio Santabárbara. Cuando el folclore local tenía ya la suficiente fuerza, Alagón participó en el concurso regional y quedó empatado a puntos con Escatrón, lo que les valió luego bailar durante una semana en el Rincón de Goya y en el Teatro Circo y la Feria de Muestras. Obtuvieron el primer premio, lo que les daba opción de ir a Madrid para competir en la fase nacional; pero este viaje no llegó a realizarse.
En 1950-1951, los componentes de la rondalla de Alagón, la mayoría discípulos de Pedro "el Ciego", formaron al completo y se llamó a las jóvenes que habían estado en Zaragoza, pues algunas de ellas habían aprendido allí a bailar, y como había una larga tradición de rondalla, querían que hubiera también un buen cuadro de bailadores. Para ello se solicitó el concurso de Ángel Argota, que en aquellos tiempos era el campeón de Aragón de baile, y se llegó a tener ocho parejas de mayores, cuatro de juveniles, cuatros voces de mujeres y otras tantas de hombres, además de los infantiles. En 1954 se constituyó una sociedad a tal fin, cuyo primer presidente fue D. Luis Latorre Ferriz. Por estas mismas fechas acudieron a Zaragoza, para aprender a cantar con Jacinta Bartolomé, el propio Luis Latorre, nuestra Celia Sanz e Ignacio González. Más tarde lo harían igualmente Miguela y Alicia Rodríguez y Elena Mateo. En la rondalla destacaba Germán Santabárbara como una de sus primeras figuras. Con ello quedaron sentadas las bases de un nuevo grupo de "Los Joteros de Alagón", que prodigó sus actuaciones dentro y fuera de la provincia de Zaragoza, hasta 1957, en que se deshizo.

Llegados a este momento de nuestra historia, a los años 60 del pasado siglo, salta al escenario con luz propia Dña. Celia Sanz Langoyo, conocida como La Polaca, la gran dama de la jota en Alagón y nuestra mejor jotera de todos los tiempos. Sentimentalmente su nombre permanecerá ligado por siempre al Gran Concurso de Homenaje y Exaltación de la Jota, cuya primera edición se celebró en la Plaza de Toros de Alagón en 1966. Fue durante su corta existencia una cita jotera muy prestigiosa, en la que participaron relevantes figuras del folclore aragonés, como Pilarín Bueno, José Iranzo, Carmelo Betoré, Mariano Arregá o Aurora Tarragual. Tampoco faltó la presencia, en un acontecimiento así, de D. Demetrio Galán Bergua, el jotero mayor de Aragón. Destacó especialmente Celia Sanz, que en 1967 -segunda edición del concurso- ganó el primer premio de cantadora aficionada, y el primero también de dúos con Néstor Pérez, además de ser galardonada con la Copa del Ministerio de Información y Turismo como mejor cantadora del Concurso. El legado más visible del Certamen fue la gran guitarra que mandó construir a escala el entonces propietario de la plaza, D. Ponciano Vera, para que salieran al escenario los joteros por el agujero del instrumento. Una guitarra que ha sido felizmente restaurada por un grupo de vecinos para que luzca con todo el esplendor en nuestras fiestas.
Tales acontecimientos sirvieron para consolidar al grupo folclórico de Alagón y para sentar las bases de la Escuela Municipal de Jota, que en 1988 contaba ya con 120 alumnos bajo la dirección y el fecundo magisterio de Celia y Germán. La escuela y el grupo Los Joteros de Alagón participaron hasta su disolución en numerosos festivales en la comunidad aragonesa y fuera de ella, llevando el nombre de Alagón allende nuestras fronteras. No les falta razón a aquellos que dicen que sin Germán y Celia la jota no existiría en Alagón o, por lo menos, con menos vigor del que ahora tiene.
La trayectoria de Celia Sanz ha sido impresionante. Su mayor triunfo lo consiguió el 9 de octubre de 1972 en el Teatro Principal de Zaragoza al alzarse con el primer premio del Certamen Oficial de Jota, que por entonces estaba acompañado de una gratificación económica de seis mil pesetas. El jurado lo componían D. Andrés Cester Zapata, D. Angel Jaria, D. Jesús Gutiérrez, D. Anselmo Gracia, D. Ángel Argota y D. Manuel Villanueva, autor del célebre Bolero de Alagón. Anteriormente, en 1968 y 1969, había obtenido sendos segundos premios en el Certamen Oficial, dotados con mil quinientas pesetas cada uno. También como profesional fue galardonada en el Oficial de Fuendejalón, un pueblo jotero de pro. Celia es la única persona de Alagón que ha recibido un primer premio en el Certamen de Zaragoza, de ahí lo excepcional de su figura.
Por último, VIDA ALAGONESA quiere agradecer a los organizadores del homenaje de mañana que hayan decidido por fin dar un paso adelante y hacer justicia con Celia y Germán en el momento preciso. Porque, como cualquiera de sus semejantes y aunque sea triste decirlo, ellos no son inmortales y no van a estar siempre entre nosotros. Lo que si es inmortal, y lo será siempre, es el legado que deja este matrimonio, la gran pasión de sus vidas, la jota, que mientras existan personas como ellos, no morirá jamás.

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